Las trescientas sesenta.
¿En punto?
No, ya son y cinco.
Supongo que ya hemos dado una vuelta completa.
Si, y como en todo, nos hemos pasado.
¿Y eso es malo?
Por supuesto que no, lo que pasa es que nunca podremos saber instantáneamente dónde estamos.
¿Y a dónde vamos?
Tampoco, pero sabemos de dónde venimos. Que visto desde una perspectiva cotilla es bastante mejor. Siempre acabaremos sabiendo a donde hemos llegado, pero si olvidamos de dónde venimos nunca lo recuperaremos. Y ya sabes que yo siempre fui bastante cotilla...
Si tan cotilla eres no deberías de estar tan triste.
Es que estoy mareado con tanta vuelta.
No sabía que el mareo produjera tristeza.
La mayor de ellas, la de no saber dónde estás, la de tener ganas de devolver todo lo que te ha dado la vida, la de no tener dónde apoyarte. Pero tranquila que después de un rato uno se acostumbra, se aposienta...
¿Y entonces dejas de estar mareado y todo vuelve a estar en su sitio?
Ni hablar, después de pasar una noche en vela mareado cuando te duermes es mucho mejor. Los sueños son más románticos, más sorprendentes, más tranquilos, más estúpidos, más comprensivos, más callados, hasta saben más de móviles, más de esperar.
¿Y los besos?
Lo siento, esos seguirán siendo igual de malos.
Te quiero, bobo.
domingo, 9 de diciembre de 2012
miércoles, 28 de noviembre de 2012
Laberintos de libertad y miedo
El peor de los laberintos, no es el de paredes más complejas. La toma de decisiones mas difícil no es la que se te presenta bifurcada, y aunque agobiantemente estés abocado a tirar una de las opciones a la basura, el camino solamente está bifurcado. Las paredes solamente restringen algunos movimientos, pero a fin de cuentas nunca restringen el camino hacia tus deseos, solamente, solemnemente, marcan el camino. En cambio, un laberinto de infinitos caminos, donde no hay ninguna seguridad, ningún destino. ¿Como encontrar la salida? Sin ninguna pared a la que enfrentarse, tampoco ninguna donde apoyarse. Donde estan, no se ven las certezas, los sueños, el fin del camino, el camino. Y sin nada de esto, ¿como pretendemos huir?
Quizá la única manera es darse cuenta de que los peores laberintos, son como las victorias mas dulces, en las que empiezas sin ningún sitio a donde mirar, sin ninguna esperanza. Pero mientras tanto, podemos seguir con el ladrillo y la argamasa levantando un laberinto a nuestro alrededor, hasta que algún día explotemos y pidamos libertad y miedo.
Quizá la única manera es darse cuenta de que los peores laberintos, son como las victorias mas dulces, en las que empiezas sin ningún sitio a donde mirar, sin ninguna esperanza. Pero mientras tanto, podemos seguir con el ladrillo y la argamasa levantando un laberinto a nuestro alrededor, hasta que algún día explotemos y pidamos libertad y miedo.
miércoles, 21 de noviembre de 2012
Conocidos
Dos extraños en la cama de un hotel, follan. Sus cuerpos se abrazan, o se superponen o se comen, yo que sé. Egoístas, calientes, hedonistas... maquinas de placer, ¿automático? ¿homeopático? Y no está puesto al tun tun, que te crees, ¿que esto son palabras sin más, que hablar? Quizá sea verdad eso de que una pequeña dosis de desconfianza real mata a los males mayores, comunes, rutinarios; peligrosos.
Lo que pasa es que, ¿entre dos conocidos como refugiarse de sentirte extraño? Entonces se buscan, se refugian pero sobre todo, se follan. ¿Y después? No hay después, se para el tiempo. No mierda, eso es romántico y estúpido. Y no estamos, están, estarán, aquí para tonterías. Después se apaga la luz, que había estado encendida todo el rato, y pese a la oscuridad, había alumbrado vuestros sueños. En ese pozo, con fondo que has tocado, toca tocar el botón del ascensor para subir, pero espera, tócame un poco mas. Bésame. ¿Ahora? Si, no creo que haya muchas más oportunidades.
Lo que pasa es que, ¿entre dos conocidos como refugiarse de sentirte extraño? Entonces se buscan, se refugian pero sobre todo, se follan. ¿Y después? No hay después, se para el tiempo. No mierda, eso es romántico y estúpido. Y no estamos, están, estarán, aquí para tonterías. Después se apaga la luz, que había estado encendida todo el rato, y pese a la oscuridad, había alumbrado vuestros sueños. En ese pozo, con fondo que has tocado, toca tocar el botón del ascensor para subir, pero espera, tócame un poco mas. Bésame. ¿Ahora? Si, no creo que haya muchas más oportunidades.
sábado, 19 de mayo de 2012
Salvo que salga el sol
Sería feliz si entre tus versos empolvados encontrara mis
pupilas, calladitas, observándote mientras escribes. Pero no te equivoques, que
me gusta más encontrármelas clavadas en las tuyas, mirándonos bien cerca hasta
que nuestros ojos se conviertan en uno solo, que alcance a ver todos los
recovecos de nuestros cuerpos.
Cuando pasen los años y juguemos con nuestros cuerpos
moldeables a nuestro antojo, diles que no, que tu no quieres cambiar, porque
hubo alguien que una vez te dijo que no cambiaras nunca.
martes, 8 de mayo de 2012
Salir
Que como una gota de aceite
en el fondo de un vaso
salga flote, entre el licor de tus labios,
y cuando vuele
poderoso
entre las olas de tus besos
seré pequeño,
lentamente miraré tu pelo
y me haré espuma.
Pero cuando sólo queden las burbujas
explotaré en el fondo del vaso,
y calladitos y desnudos, desde ahí
jueves, 3 de mayo de 2012
De camino a casa.
El portal es un cristal; enfrente, yo. Un extraño reflejo se
rasca el pelo mientras intenta encajar la llave. Yo mientras tanto abro la
puerta de un empujón, mientras siga ahí esa cerrdura, en mi portal puede entrar
quien quiera.
Nunca supe como se debían subir unas escaleras. Cuando estás
acompañado es muy fácil, vas caminando, manteniendo una conversación. Pero
solo, y sin ritmo marcado, se te apetece saltarlas a zancadas, pero ya tengo las
rodillas bastante planas.
Frente a la puerta y con el manojo de llaves en la mano, saco
la del desencanto. Es pesada y vieja. Cuando la meto en la cerradura rechinan
mis pulmones y tosen. El globo, insignificante, se desinfla con quejidos, de
esos que me dejan seca la garganta. Cuando la llave está a punto de exprimir la
última revolución, me pregunto si habré elegido la adecuada, pero ni si quiera
sé si hay una adecuada.
Un sillón en una tarde, nada que hacer y por la ventana, tu
mirada.
Otro día sacaré otra llave y otro cuarto cantará, mientras
tanto, el cristal del portal ya no es un espejo, veo la calle perfectamente. La
verdad, prefiero ver a ese extraño rascándose la cabeza que a ti viéndote pasar.
lunes, 30 de abril de 2012
Despertar a la hora de dormirse
Fea
Feo
Mongola
Mongolo
Te quiera
Te quiero.
Se está bien aquí, tirado. No escribes nada. Es que siempre
escribo cosas agrias. Pues escríbelas; así, cuando vuelvas, nada te parecerá
tan malo.
¿Volver? ¿Alguna vez tuve a donde volver?
domingo, 1 de abril de 2012
Con los pies en la arena
Ojos grises, cansados. La piel arrugada recubre un cuerpo difícil. Y como un cuadro que la vida no ha sabido colocar, no sé si por demasiado moderno o demasiado sobrio, sus ideas más sinceras se encerraron en un álbum, alejadas de toda exposición involuntaria.
En el aula magna, 300 alumnos miraban con recelo a un hombre que no estaba interesado en la tarea. Al final de su intervención, una alumna atrevida le ocasionó una sonrisa, al preguntarle: ¿sinceramente, es todo lo que puede explicarnos sobre su trabajo?
¿Estás soltera? -La pregunta la dejó lisa como una piedra de río-. Cuando respondió que sí, el anciano prosiguió: pues levántate; el chico moreno de la primera fila está soltero. Ve, y bésalo. Eso es todo lo que puedo explicaros sobre mí. Mi trabajo no consiste en circunferencias perfectas, consiste en besos imperfectos; mi trabajo es vivir.
El agua del mar mecía la madera de la dársena en medio de la noche. Él entraba en casa. Una joven deslizó las manos hacia su nuca. Allí, tiraron de una pequeña cremallera, que iba desde la primera vértebra hasta la última. Ojos verdes, cansados. Una delicada piel siempre a punto de romperse a causa de un interior desbordante. Me gusta el sonido del agua contra la madera, sobre todo si está oscuro. ¿Más que tomar el sol en la playa? Mil veces más.
Cola ilusión d´un neñu que deprende a sonreír (Desakato, "El mio camín").
lunes, 19 de marzo de 2012
jueves, 8 de marzo de 2012
Escrito ayer
Hoy, precisamente hoy,
soy incapaz de no acordarme de ti. Tú también lo has hecho, y quizá sea
la última cosa que hagamos juntos. Que bonita definición, dos personas
para las cuáles estén vedadas determinadas acciones, determinados
sentimientos, y que en esa íntima soledad se halle el amor; la pena es
que habría que considerar el desamor simplemente como otra forma de
amar. Y entiéndeme cuando digo pena, pues no es algo doloroso sino
simplemente es una sensación más, que me recuerda que estoy vivo. Es la
misma pena que siento al saber que no leerás esto. Si ahora mismo estas
delante de la pantalla y te ríes, olvídate. Estar delante de la pantalla
no es leer, leer es comprender, como lo es amar, y pasarán muchos años
hasta que logres leer esto con la suficiente perspectiva; hasta que
logres hacer algo más que ponerte delante de la pantalla, no solo con
este texto, no solo conmigo. Casi tantos años como tienen que pasar para
que pueda archivar todo lo que resta de ti en mi mente, todo lo que
está todavía demasiado desordenado como para que pueda organizarlo y
digerirlo.
Lo guapu pa los tontos como yo, ye divagar; pararse dónde nadie lo hace. ¿Sabes qué es lo más importante de todo esto? El momento en que me acorde de ti. Ese momento define toda esta historia. Aquí es dónde te apeo de la segunda persona, es zona reservada:
Y entonces ella se me vino a la mente, a pesar de que tenía tu sonrisa delante. Joder, otra vez, ¿pero qué esperaba? Era hoy o nunca. Si me hubieran preguntado que iba a pasar hoy, antes de conocerte, seguro que ni por asomo hubiera pensado que sería tan fácil. Pero precisamente es para eso para lo que nos sirve olvidarnos de la soledad, para hacer que todo sea un poco más fácil. Para olvidarse con dos mechones rubios de una oscura melena de nubes de tormenta. Aun así recuerdo que su pelo se ponía naranja con el sol, y quizá fue eso, solo eso, lo que me hizo olvidarme de que ese carbón oscuro, algún día iba a calentar las brasas de mi parrilla.
¿qué voy a hacerle si ayer era ayer?
miércoles, 7 de marzo de 2012
Copie y pegue en su vida, gracias.
-Déjame.
-No mientras tu pelo me siga diciendo que me quieres.
-Mi pelo siempre dice lo que le da la gana.
-Tu pelo siempre dice la verdad, siempre dice lo que le dice el viento, lo que tus pestañas le han dicho al viento. Y tus pestañas, te conocen mejor que nadie; conocen lo que encierran tus labios, conocen lo que tus ojos gritan.
-No mientras tu pelo me siga diciendo que me quieres.
-Mi pelo siempre dice lo que le da la gana.
-Tu pelo siempre dice la verdad, siempre dice lo que le dice el viento, lo que tus pestañas le han dicho al viento. Y tus pestañas, te conocen mejor que nadie; conocen lo que encierran tus labios, conocen lo que tus ojos gritan.
domingo, 4 de marzo de 2012
Tienes lo que te mereces
Hablemos en tercera persona, mantengamos la distancia,
adecuemos las letras a la realidad. Se adecuaban las manos a su cintura, lentas
y precisas, directas a sus entrañas para amasarlas durante años. Pero por más
que sus intestinos pasaban por entre mis dedos nada consiguió digerirse, y así,
con todo a medio comer, se fue. Ahora estoy aquí, abrazado y compuesto, ella se
estrena en la locura mientras los ojos la siguen, planos y serios. Lógicamente,
una vez más, me pregunto por lo que pasa por delante de mi cara. Lo siento por
quienes le gusta lo justo, pero a mi no me gusta que tenga lo que se merece,
porque después de todo sigo esperando que el servilletero dónde vertí mi
reflejo haga eso, parecerse, aunque sea tarde, a mi reflejo.
Solo puedo utilizar una segunda persona a la vez, solo puedo
quedarme en el quicio de la puerta para ver el cielo romper a llover, solo
puedo prometerte que disfrutaré de la felicidad, de la desgracia, de tus
lágrimas, de las carcajadas que te quiten el aire, de las imágenes que me
quiten el sentido, de los soldados que mueran en la batalla, del calor que hay
entre tus piernas.
domingo, 26 de febrero de 2012
Para distraer a la tristeza
¿Y si soy feliz?
Pues debería de preguntármelo, porque ciertamente estoy ante
el abismo -mentira, hace tiempo que salté, ahora sólo estoy descubriendo que
vienes detrás de mí- y necesito mirar
atrás. Eso si, poco, porque cuando tienes detrás a alguien que cae con ese
aplomo, una mirada basta para apretarse la cabeza contra el pecho y entrar al
agua de cabeza. Hace tiempo que dejé de mirar hacia delante, ¿Para qué, si por
honda que sea la cueva la luz consigue colarse entre tu pelo? Y créeme no hay mecha
que no se encienda con la chispa adecuada, y tú serías capaz de hacer arder la Antártida
solo con un beso -sé que por no equivocarme la quemaría yo mismo con un bidón
de gasolina- así que no te asustes porque esté en carne viva.
Amor, eres algo tan ridículo como una distracción, eso si
nos distraes del mayor de nuestros miedos, la soledad. Y tú, no te el olvides
del te, nunca.
miércoles, 22 de febrero de 2012
En tu encuadre
No hay nada que angustie más que el llanto de un bebé en una
casa abandonada. No hay nada que intrigue más que el deambular silbante de un
loco, de un outsider. Subir paralelo a la pared, despacio, verla desconchada
con arcos de ilusión truncada. Pictóricas representaciones, signos del esclavo
de la vanidad, del que vive fuera del sistema y quiere que eso sea su carta de
presentación. ¿Abandonado o abandonada ella, la realidad?
Ya fuera de la casa, quisiera que mis manos tuvieran
cámaras, mis pies micrófonos y mis pupilas tacto. Veo a la niña correteando por
el campo, nueva e inocente. Imágenes de cine, corredores de plantas que la
encuadran hacia el lirismo más puro. La miro a través de ese encuadre perfecto
y tal como lo crea, lo rompe, se va, destroza el encuadre y en su ausencia crea
otro mejor. Espontanea y efímera dibuja sobre la realidad algo que va más allá,
pero ella solo vuelve a la esencia. Es
dentro de la casa donde la realidad está desdibujada. Es la sensación del sol
que se opone al frío, de la naturaleza más cálida que nuestros artificios. Son
las pocas palabras las que componen una comunicación más pura que la
convencional. Es el sonido de avanzar, que se olvida en la acera y se recuerda
en la hierba, para que lo tengamos presente. Son las flores amarillas y sus
manos, diminutas, las que componen un poema. Es el musgo, que borra todo signo
de piedra y engancha la tierra a este mundo que la olvida. Olvida, olvido;
siento que no te voy a olvidar nunca, tu inocencia, tu dulzura y sobre todo,
nunca voy a olvidar que no sé tu nombre.
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