domingo, 26 de febrero de 2012

Para distraer a la tristeza


¿Y si soy feliz? 

Pues debería de preguntármelo, porque ciertamente estoy ante el abismo -mentira, hace tiempo que salté, ahora sólo estoy descubriendo que vienes detrás de mí-  y necesito mirar atrás. Eso si, poco, porque cuando tienes detrás a alguien que cae con ese aplomo, una mirada basta para apretarse la cabeza contra el pecho y entrar al agua de cabeza. Hace tiempo que dejé de mirar hacia delante, ¿Para qué, si por honda que sea la cueva la luz consigue colarse entre tu pelo? Y créeme no hay mecha que no se encienda con la chispa adecuada, y tú serías capaz de hacer arder la Antártida solo con un beso -sé que por no equivocarme la quemaría yo mismo con un bidón de gasolina- así que no te asustes porque esté en carne viva.

Amor, eres algo tan ridículo como una distracción, eso si nos distraes del mayor de nuestros miedos, la soledad. Y tú, no te el olvides del te, nunca.

miércoles, 22 de febrero de 2012

En tu encuadre


No hay nada que angustie más que el llanto de un bebé en una casa abandonada. No hay nada que intrigue más que el deambular silbante de un loco, de un outsider. Subir paralelo a la pared, despacio, verla desconchada con arcos de ilusión truncada. Pictóricas representaciones, signos del esclavo de la vanidad, del que vive fuera del sistema y quiere que eso sea su carta de presentación. ¿Abandonado o abandonada ella, la realidad?

Ya fuera de la casa, quisiera que mis manos tuvieran cámaras, mis pies micrófonos y mis pupilas tacto. Veo a la niña correteando por el campo, nueva e inocente. Imágenes de cine, corredores de plantas que la encuadran hacia el lirismo más puro. La miro a través de ese encuadre perfecto y tal como lo crea, lo rompe, se va, destroza el encuadre y en su ausencia crea otro mejor. Espontanea y efímera dibuja sobre la realidad algo que va más allá, pero ella solo vuelve a  la esencia. Es dentro de la casa donde la realidad está desdibujada. Es la sensación del sol que se opone al frío, de la naturaleza más cálida que nuestros artificios. Son las pocas palabras las que componen una comunicación más pura que la convencional. Es el sonido de avanzar, que se olvida en la acera y se recuerda en la hierba, para que lo tengamos presente. Son las flores amarillas y sus manos, diminutas, las que componen un poema. Es el musgo, que borra todo signo de piedra y engancha la tierra a este mundo que la olvida. Olvida, olvido; siento que no te voy a olvidar nunca, tu inocencia, tu dulzura y sobre todo, nunca voy a olvidar que no sé tu nombre.

jueves, 16 de febrero de 2012

Desde el fondo

Apoyo la cabeza en la mesa, está fría, pero no más de lo que hay alrededor. Con la verticalidad destruida, mi perspectiva cambia. Cuando niegas algo con la cabeza en realidad estas asintiendo, es lo que tiene esta perspectiva. Cuando asientes algo con la cabeza en realidad estas negándolo, es lo que tiene que hayas trastocado mi vida. De tanto asentir se me apetece levantar la cabeza hasta poder verte, porque ahora estas arriba y no a mi lado, es lo que tiene esta perspectiva. La mesa se empieza a calentar, el frío de su soledad se vuelve más cómodo, mucho más que el que hay alrededor... Pero no quiero ese solitario calor si no estas tú, sin tus clavos en mi ataúd.

¿Alguna vez, has llorado en sueños?

lunes, 13 de febrero de 2012

Tu humente estela

¿Cuando vas a comprender que son dos palabras, y que el te tiene más importancia que el quiero? ¿Cuando vas a aceptar las implicaciones que ello conlleva? ¿Cuando vas a darte cuenta de que esa es tu linterna para explorar mis adentros? ¿Dejarás atrás los humeantes carburos con los que viniste a deslumbrarme?

Quizá, y solo quizá, así deje de toser lágrimas cada vez que te siento dentro.

sábado, 11 de febrero de 2012

En todavía

Me acuerdo cuando en todavía me besabas, en todavía, nuestros labios eran uno y nuestras muescas eran flores. Sobre las muescas del tiempo construimos una atalaya, pero no fue lo suficientemente alta para ver venir al enemigo. Mientras en todavía, tus besos eran calientes y tu voz cortada. Tus ojos eran un mar en calma, que con la bravura del necio, resistían los vientos huracanados; Hasta que aparecieron las olas.


Cuando te fuiste dejaste en todavía las flores marchitas de tanto mar embravecido, y aunque no te acostumbres, en todavía esas flores buscan el sol que refleja tu mirada.

jueves, 9 de febrero de 2012

Prefiero estar solo que ser mi única compañía.

No es solo una estúpida frase, pero tampoco solo tengo sentido.

Por lo menos solo no tengo que aguantar las ataduras de la realidad, ni las ataduras de un viento que se empeña en despeinarme la sonrisa. Por más que me concentro mi conciencia no deja de soplar, una y otra vez, sus secretos en mis labios, que se agrietan ateridos, otra y una vez.


Voy a soñar, o dormir como lo llamamos los mortales.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Pensé que podia pedir más

Ayer me quedé donde estaba, quieto en todos los sentidos,  dedicado a observar lo que pasaba frente a mi. Después de ver un programa estándar de televisión y con la mira puesta en la cama, me sorprendió un documental sobre las Barranquillas. La diferencia entre los dos programas fue brutal, uno iba sobre productos, otro sobre personas.

El primero se llamaba ¿Quién quiere casarse con mi hijo? Una banalización del amor y de las relaciones familiares. ¿Quiénes son esas madres que rechazan a negras o cocineras y en cambio endiosan a votantes del PP e hijas de jueces? Siempre fui muy iluso, pero pensar que eso está ocurriendo, que no es ficción, me pone los pelos de punta.

El documental retrataba los últimos días de la narcosala de las Barranquillas. Una explanada yerma de sueños mostrada crudamente por las cámaras. Como en la canción, ahora son los toxicómanos a los que la sociedad encorva, para que pavimenten el traqueteo de nuestros sueños. Olvidados como personas, parecen no tener sexo, parecen ser sólo una tez teñida por el sol y desteñida por la vida, que sin propósito, vaga por la inmundicia. ¿Para que sexo? ¿Para que dignidad? ¿Para que vida? Nada de eso merece la pena sin sueños que los alimenten.

Aun así hay vida, y sobre todo hay dignidad. Mucha más que en el Deutsche Bank, donde ahora apuestan con nuestras vidas, literalmente. Mucha más que los que cierran esa narcosala. Porque la dignidad va con la vida, va con el lirismo, va con la tragedia. Esas caras carcomidas son tan liricas como estos versos:

Flora desnuda se sube
por escalerillas de agua.
El Cónsul pide bandeja
para los senos de Olalla.
Un chorro de venas verdes
le brota de la garganta.
Su sexo tiembla enredado
como un pájaro en las zarzas.
Por el suelo, ya sin norma,
brincan sus manos cortadas
que aún pueden cruzarse en tenue
oración decapitada.
Por los rojos agujeros
donde sus pechos estaban
se ven cielos diminutos
y arroyos de leche blanca.
Mil arbolillos de sangre
le cubren toda la espalda
y oponen húmedos troncos
al bisturí de las llamas.
Centuriones amarillos
de carne gris, desvelada,
llegan al cielo sonando
sus armaduras de plata.
Y mientras vibra confusa
pasión de crines y espadas,
el Cónsul porta en bandeja
senos ahumados de Olalla.

La tragedia es vida y la vida es accidente. Olalla mira a sus pechos, arrebatados de cuajo como sus sueños y se pregunta si podía pedir más a la vida que el martirio que le ha dado. Como a Olalla, como a los toxicómanos, solo nos queda decir:





I loose you in a accident
This is not a good good bye
Didn't I deserve a fair farewell
I thought I could ask for more from you

sábado, 4 de febrero de 2012

Al final, en el bar.

Bajo el colchón. Frío. La pulida superficie del parqué refleja las bajas expectativas que restan a quien duerme debajo de donde solíamos soñar. Soñar, contigo, constantemente. Tus oníricos besos se convierten en mi peor pesadilla, por eso me escondo donde no halla ninguna posibilidad de dejar volar la imaginación.

El otro día, me enamoré de un servilletero en un bar, con la mirada le cosí un par de te quieros a mi reflejo. Ya hilvanados, los mojé en un par de cervezas que pagué con la prestación por dependencia. Al final de la noche, borracho y solitario de amor, el servilletero me dijo adiós. Pero se quedo ahí, inmóvil, esperando a que cogiera una servilleta, para que la inocencia de mis manos limpiara la humedad de mis pupilas.

Cuando despejé la Pena que con carne amarilla recorría mis mejillas, miré hacia abajo.  De las yemas de mis dedos brotaban manos, y comprendí que aquello no pararía hasta no poder tocarte.



Te querré en todos los versos que no quieran tus pupilas.

MEGA-CINISMO

Vamos a situarnos, ¿Por qué Megaupload? Hay cientos de sitios de descargas, cientos de sitios donde ver vídeos online, y en cambio, solo se ha cerrado Megaupload. Aunque la mayoría lo usemos para ver películas, han sido las compañías discográficas las que han propiciado el cierre de la empresa. Megaupload estaba a punto de lanzar un proyecto revolucionario: Megabox, un servicio de descarga de música, ampliable a películas, donde se prescindiría de las compañías y el 90% del pago por canción iría destinado directamente al artista. Incluso quienes permitieran descargar gratuitamente su música recibirían dinero por ello. Por lo tanto, de lo que se está hablando aquí no es del lucro del artista, sino de la pluralidad de contenidos y de la descentralización de los beneficios.

En el siglo XIX los integrantes de un movimiento obrero llamado ludismo destruían las máquinas como protesta puesto que, a sus ojos, las máquinas les quitarían el trabajo. Ahora sucede lo mismo, con la salvedad de que en esta ocasión son solo unos pocos los que destruyen los progresos técnicos, para preservar privilegios y su monopolio sobre la cultura. No podemos seguir comulgando ruedas de molino con los orquestadores del 11-S, y menos con su conciencia de clase. Tengo 17 años, hay semanas que veo 4 películas desde internet y estoy orgulloso de ello. Estoy orgulloso de un método de difusión libre, cambiante y abierto, donde la producción cultural no consista en financiar superventas, sino en promover el bien de la sociedad. Y aquí, donde el control de la opinión va de la mano del monopolio del dinero, es más cómodo ver Gran Hermano, que una película que incite a volar parlamentos.

Las palabras siempre conservarán su poder, las palabras hacen posible que algo tome significado y, si se escuchan, enuncian la verdad. Y la verdad es que, en este país, algo va muy mal, ¿no? V.