-Déjame.
-No mientras tu pelo me siga diciendo que me quieres.
-Mi pelo siempre dice lo que le da la gana.
-Tu pelo siempre dice la verdad, siempre dice lo que le dice el viento, lo que tus pestañas le han dicho al viento. Y tus pestañas, te conocen mejor que nadie; conocen lo que encierran tus labios, conocen lo que tus ojos gritan.
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