Miras, sientes con el cerebro, pero no piensas.
Admites pero no buscas explicación.
Cometemos el fallo de enfadarnos si no nos da calor, y
soplamos haciendo que se consuma más rápido.
Otras, más sensatos miramos y por la propia naturaleza del
fenomeno sabemos que se va a acabar y aun así, muy acertadamente, no soplamos,
ni nos preguntamos cuanto combustible queda, porque si el combustible llega lo
hará solo, y porque debe de llegar. Y que se acabe el fuego no es suficiente razón
para que lo haga.
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