domingo, 16 de octubre de 2011

Cuando miras una hoguera

Miras, sientes con el cerebro, pero no piensas.

Admites pero no buscas explicación.

Cometemos el fallo de enfadarnos si no nos da calor, y soplamos haciendo que se consuma más rápido.

Otras, más sensatos miramos y por la propia naturaleza del fenomeno sabemos que se va a acabar y aun así, muy acertadamente, no soplamos, ni nos preguntamos cuanto combustible queda, porque si el combustible llega lo hará solo, y porque debe de llegar. Y que se acabe el fuego no es suficiente razón para que lo haga.

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