No es amante aquel a que amas porque tú lo ames, sino porque él te ama. Rencores que queman por no entender lo frágil del equilibrio de los sentimientos. Conversaciones que llegan tarde y nos hacen aferrarnos a esfuerzos imaginativos de tiempos que perdonan, a vidas bancarias que subsanan los números rojos con ingresos desmesurados. A errores de planteamiento, a errores de vida, a errores maquiabelicos negros como el tizón de la indiferencia; que solo me dan asco y pena.
"El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve."
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