miércoles, 30 de noviembre de 2011

Algo pequeño... una sonrisa?


Me encuentro. Veo un río. No es de por aquí, debe de haber venido en patera intelectual. Las reglas son las mismas, el agua se desplaza haciendo de sí mismo etéreo, pero a la vez dándole vida y sobre todo fuerza. La voluntad le da la fuerza, así que la voluntad le convierte en etéreo. Es imposible ser atemporal, la ingenuidad propia del niño es admirable pero la estupidez del atemporal es de bestias. Su definición pues no es agua, es movimiento de agua; Pese a ser inmigrante denota rasgos occidentales.

Parte, separa, hemisferia dos bosques. Pero antes que separarlos les da vida. Es pues una partición, separación, hemisferiación necesaria. No puede ser de otro modo. Es momento de reflexión, de escuchar una canción.


Vuelo, me encuentro en la lejanía. Ahora solo veo colores ocres, tonalidades otoñales. Hace nada era primavera. Los dos caminábamos entre cerezos en flor, la gente nos miraba. Íbamos atados con una cuerda roja, mentira. Te até. Mirabas perdida y te ibas sin saber a dónde, solo quería salvarte la vida, mentira. Me ataste. Mirabas perdida por no mírame, solo querías salvar tu vida, mentira. Los colores ocres denotan humedad, empiezo a pensar que no es tan extranjero. 

Desciendo y los colores se transforman en rojo. Intenso, fuerte, vivo. Voy solo, pero no necesito estar solo, así que miro a las ramas de un árbol. Tú. Es momento de que hablen tus ojos.



Es cierto, me equivoqué, así quise que fuera; no es extranjero, aquí abajo estás húmeda. Me encuentro, es momento de sentir.

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