viernes, 20 de enero de 2012

Carta de Londres a Manhattan

¿Sigue siendo tu mayor preocupación que ninguna de tus relaciones haya durado más de lo que duró la de Hitler y Eva Braun? Lo siento, sabes que te he amado en gran parte por tu sentido del humor, así que no me culpes por imitarlo. Nunca te lo dije, porque estaba llorando, pero deberías preocuparte porque alguna de tus relaciones acabe mejor. Ha caído en mis manos tu novela, me ha gustado, pero salvo la descripción de mi rostro todo necesita otra vuelta de tuerca. ¿Por qué pareces seguir viviendo en una posición privilegiada de Manhattan? ¿Por qué las drogas y la televisión no llegan a empañar tu idiosincrasia y tu narcisismo? Acepta que formas parte de la gente común y entonces podrás seguir leyendo esta carta. ¿Sigues? Pues ahora que ya estás con los pies en el suelo permíteme hacerte la zancadilla, así se te caerán todos esos absurdos neurosupuestosproblemas y tomate un Valium, que no da cáncer. Y ya en el suelo, sin nada de lo que quejarte, te darás cuenta de que tu verdadero problema es no saber qué quieres de verdad, pero ¿cómo lo vas a saber, si no sabes qué hacer un domingo por la mañana? Eso es lo que de verdad merece tu atención. Todavía me acuerdo de tu cara jadeante, de ver como te aferrabas a un cambio metafísico; pensabas que correr unas cuantas manzanas era sacrificarse por amor y en cambio no podías esperar seis meses por mí. Y sí, gracias por haberme “amado” tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario