sábado, 21 de enero de 2012

En el quicio de tu corazón

Esta mañana mi madre me ha despertado diciéndome: ¿te preocupa que ninguna de tus relaciones haya durado más que la de Hiter y Eva Braun? Bueno, también me trajo zumo de naranja, eso compensa.

A lo que íbamos, estoy en el quicio de la puerta de salida. Me gusta disfrutar de los momentos que otra gente no disfruta. Porque disfrutar no es siempre sinónimo de felicidad, disfrutar es saborear, abrazar la realidad. La realidad se presenta con formas escarpadas y efímeras que muchas veces no llegamos a entender, pero debemos preguntarnos porqué. No vale no comprometerse con nuestra realidad, eso ya no es ni siquiera de cobardes, es de mentirosos con la existencia. Por eso me quedo en el quicio de la puerta de un bar, mientras en mi cabeza suena si te vas. La música de mi cabeza supera a la del bar y me quedo mirándote, esperando un noselqué que nunca llegará.

Para algunos la música celestial es la perfección del movimiento de los astros, para mi es la música que sale de mis dedos cuando estoy en el quicio de algún corazón. Tienes razón, con tanto quicio me desquicio, pero que sepas que con la pregunta de mi madre me reí y pensé:

No me preocupa lo más mínimo.


Como me gusta aprender de una autocrítica señores, y con mas hierba que tená, adiós.

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