jueves, 9 de febrero de 2012

Prefiero estar solo que ser mi única compañía.

No es solo una estúpida frase, pero tampoco solo tengo sentido.

Por lo menos solo no tengo que aguantar las ataduras de la realidad, ni las ataduras de un viento que se empeña en despeinarme la sonrisa. Por más que me concentro mi conciencia no deja de soplar, una y otra vez, sus secretos en mis labios, que se agrietan ateridos, otra y una vez.


Voy a soñar, o dormir como lo llamamos los mortales.

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